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lunes, 16 de mayo de 2011

El Hombre y la necesidad de oración

La oración es un momento de intimidad con Dios, es hablar con él y abrirnos espiritualmente en un diálogo con el que es todo amor.
Este dialogo de amor y esta búsqueda de intimidad infinita se ha dado siempre en la historia del hombre. Como ha dicho nuestro santo padre, Benedicto XVI: " El hombre digital, al igual que el de las cavernas, busca en la experiencia religiosa los caminos para superar su finitud y para asegurar su precaria aventura terrena".
En la época en que vivimos, el hombre en afán de materializar sus sentimientos, ha trocado esta necesidad de orar y busca experiencias alternas, poco profundas, que calman su sed de espiritualidad de modo engañosa. Las personas asistimos a experiencias materiales calificadas como "extremas", en búsqueda de emociones que les den "significado" a sus vidas.
Los medios de comunicación por ejemplo, de manera conciente o inconciente, han sabido explotar esta sed de identidad espiritual y han generado intervenciones televisivas en las que manipulan emociones y sentimientos en sus personajes y audiencias. Estos "productos comerciales" carentes de ética y con falsa moral ponen a las audiencias en contacto con sus necesidades espirituales de recibir y dar afecto, manipulan la necesidad de trascender en forma camuflada, sin alcance y sacía de manera falsa una sed de amar que cada vez es más grande en el ser humano. Pero el ser humano es algo más que eso, el hombre necesita trascender esta vida, desea entregar su amor incondicional a otro ser espiritual, el hombre busca en otro hombre el rostro de Dios, quiere entregarse de modo infinito en todos sus actos y aún no lo percibe. En su constante busqueda es engañado y pierde el camino, pero en la oración puede retomarlo. La oración contemplativa además renueva al hombre y lo hace sentir que no está solo que hay un Dios bueno, inmenso y amoroso que lo escucha y recibe día a día en cada acto de su vida.
Para terminar vuelvo a citar en este comentario al Papa: "El hombre sabe que no puede responder por sí mismo a su propia necesidad fundamental de entender. Aunque se haya creído y todavía se crea autosuficiente, sabe por experiencia que no se basta a sí mismo. Necesita abrirse a otro, a algo o a alguien, que pueda darle lo que le falta; debe salir de sí mismo hacia Aquel que pueda colmar la amplitud y la profundidad de su deseo. El hombre lleva en sí mismo una sed de infinito, una nostalgia de eternidad, una búsqueda de belleza, un deseo de amor, una necesidad de luz y de verdad, que lo impulsan hacia el Absoluto; el hombre lleva en sí mismo el deseo de Dios. Y el hombre sabe, de algún modo, que puede dirigirse a Dios, que puede rezarle."..." la historia del hombre ha conocido diversas formas de oración, porque él ha desarrollado diversas modalidades de apertura hacia el Otro y hacia el más allá, tanto que podemos reconocer la oración como una experiencia presente en toda religión y cultura".

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